Con frecuencia cuando se habla de eventos sostenibles se tiende a centrar esta en los aspectos ambientales, o evento verde, cuando la sostenibilidad es algo bastante más amplio y que abarca otros aspectos además del ambiental, como son los sociales, laborales, culturales, económicos, etc. Y este equívoco a menudo confunde sobre lo que realmente es un evento sostenible.

Por ejemplo, se confunde que un evento sea más o menos responsable con su impacto ambiental con el hecho de que se desarrolle en un determinado escenario, de manera que se tilda de «verde» a aquel festival que se celebra en un parque o espacio natural, es decir, rodeado de vegetación, cuando ni mucho menos tal hecho asegura que el desarrollo del mismo, en un aspectos que podríamos llamar «invisibles» como el consumo de energía o la huella de carbono asociada sean menores que si el evento se hubiera celebrado en un recinto cerrado en medio de una ciudad. Es más, puede que la elección de un entorno natural no haga sino restar sostenibilidad al evento, toda vez que son más factibles los impactos a la flora y fauna o sea necesario realizar instalaciones efímeras que contribuyen a aumentar el numero de desplazamientos y materiales empleados.

Pero siguiendo con este ejemplo, y redundando en la idea de que sostenibilidad en eventos es mucho más que evento verde, pensemos en el impacto que un gran evento puede tener en la población de un pequeño pueblo de celebrarse junto a este (no todo pueden ser beneficios económicos pensemos: ¿tiene este municipio unas infraestructuras para poder prestar los servicios públicos básicos a un numero de asistentes que multiplica por muchos su población habitual?, ¿hay suficientes contenedores de recogida de basuras, capacidad de sus líneas eléctricas o sistemas de abastecimiento de agua y depuración de aguas?. Y en este sentido, también serían evaluables los impactos en materia social, patrimonial o cultural. Este es el salto que es necesario dar para ampliar nuestro enfoque de evento verde y abarcar la sostenibilidad de nuestro evento.

Este es el salto que es necesario dar para ampliar nuestro enfoque de evento verde y abarcar la sostenibilidad de nuestro evento

Un excelente ejemplo en este sentido son los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ¡ellos si tienen clara la diferencia!, pues si en ediciones anteriores ya se habían implantado medidas de carácter ambiental que permitían, y así se hizo, hablar de unos «Juegos Olímpicos Verdes», en esta próxima edición se han abordado las cuestiones de sostenibilidad desde un enfoque mucho más amplio (no sólo de evento verde). De esta manera, se han identificado los impactos tanto sobre el entorno natural próximo como sobre la calidad de vida, aspectos globales como el cambio climático o la inclusión social en la comunidad de personas vinculada a la celebración de los juegos, y ello para todas las fases, la preparación, la celebración y la de cierre o de legado.

Evento verde no es lo mismo que evento sostenible.

Evento verde no es lo mismo que evento sostenible.

 

Nuevamente se pone de manifiesto la necesidad de evaluar, diagnosticar y planificar la sostenibilidad de un evento, no solo para su celebración, sino contando con las fases de preparación y de cierre del mismo y hacerlo de una manera personalizada y específica para cada evento. Sólo realizando estas acciones se podrá construir una estrategia de sostenibilidad ajustada a cada tipo de evento, teniendo en cuenta todas las particularidades de su entorno más cercano y las repercusiones de carácter más global que pudiera existir y se podrá planificar y gestionar la sostenibilidad de este evento de una manera mucho más eficaz y fácil de aplicar.

Entonces: ¿»evento verde» o «evento sostenible»?. Recordad, no es lo mismo, el  «evento sostenible» tiene un  enfoque más amplio en los diferentes aspectos vinculados a la sostenibilidad, y si además ha evaluado y diagnosticado adecuadamente sus impactos en la sostenibilidad y ha elaborado un Plan de Sostenibilidad a medida de los mismos, será un Evento 10.